España
presentas graves problemas económicos y sociales, algunos consecuencia del
ciclo económico y otros que son estructurales. De estos últimos, sin duda alguna
el más grave es la Educación. Sin una educación de calidad no hay posibilidad
de movilidad social y sin conocimiento no hay progreso. Según el informe Pisa,
los estándares educativos en España llevan muchos años yendo en la dirección
equivocada y se encuentran por debajo de la media de la OCDE.
Hay
muchos factores que influyen en el retroceso educativo que vive nuestro país.
Dar con el principal problema no es fácil, pero sí podemos descartar que sea un
problema de inversión en la misma: El gasto por alumno en España es un 21%
superior al de la media de la OCDE y superior al gasto en Corea y Finlandia,
países líderes en estándares educativos. Ósea, que invertimos más que nadie,
pero tenemos los peores resultados de todos, mostrando que sin duda, nuestro
gran problema no es la inversión, si no el fracaso de
unas políticas educativas nefastas, que han originado una generación
tras otra mal preparadas, con bajo conocimiento y
con minúscula inserción al mercado laboral.
Estos
días se llenan las calles de ciudadanos reclamando una educación pública, pero
jamás, dicen nada de la calidad de la misma, de que somos
los últimos en los informes educativos y nuestra tasa de fracaso
escolar es de un 30% la más alta de los países de la OCDE, pese a tener un
gasto por alumno muy superior a otros países de la OCDE con excelentes
resultados.
Por
ello, aunque a muchos les asuste y les pese, la educación en España necesita un
cambio, es hora de apostar por el cambio de un modelo caduco y fracasado y
buscar el progreso y la innovación de la mano de la LOMCE, no debemos quedarnos
con las proclamas retrogradas y sectarias de:”Con esta ley sólo estudiaran los
ricos” o “El gobierno no quiere que el hijo del obrero estudie”,etc; estas proclamas son típicas de un tiempo pasado
y carecen de sentido en pleno S.XXI, en
la era de la igualdad de oportunidades y dejan aún más claro la necesidad de un
cambio de modelo de educativo (pues con esos slogans, indirectamente, lo están
pidiendo a gritos) que amplíe los conocimientos y el espíritu crítico de
nuestros jóvenes y que nos forme para los ciudadanos del mañana que seremos, para
situar a España en
la vanguardia del progreso, la formación y la innovación alejándonos de las desastrosas cifras de paro juvenil que
existen en la actualidad y que nos capacite para encarar la vida y el futuro
con ganas, fuerzas y posibilidades de comernos el mundo; porque una sociedad que denigra a
sus jóvenes es una sociedad abocada al fracaso.