miércoles, 23 de octubre de 2013

Por la calidad educativa; Sí a la LOMCE

España presentas graves problemas económicos y sociales, algunos consecuencia del ciclo económico y otros que son estructurales. De estos últimos, sin duda alguna el más grave es la Educación. Sin una educación de calidad no hay posibilidad de movilidad social y sin conocimiento no hay progreso. Según el informe Pisa, los estándares educativos en España llevan muchos años yendo en la dirección equivocada y se encuentran por debajo de la media de la OCDE.
Hay muchos factores que influyen en el retroceso educativo que vive nuestro país. Dar con el principal problema no es fácil, pero sí podemos descartar que sea un problema de inversión en la misma: El gasto por alumno en España es un 21% superior al de la media de la OCDE y superior al gasto en Corea y Finlandia, países líderes en estándares educativos. Ósea, que invertimos más que nadie, pero tenemos los peores resultados de todos, mostrando que sin duda, nuestro gran problema no es la inversión, si no el fracaso de unas políticas educativas nefastas, que han originado una generación tras otra mal preparadas, con bajo conocimiento y con minúscula inserción al mercado laboral.
Estos días se llenan las calles de ciudadanos reclamando una educación pública, pero jamás, dicen nada de la calidad de la misma, de que somos los últimos en los informes educativos y nuestra tasa de fracaso escolar es de un 30% la más alta de los países de la OCDE, pese a tener un gasto por alumno muy superior a otros países de la OCDE con excelentes resultados.

Por ello, aunque a muchos les asuste y les pese, la educación en España necesita un cambio, es hora de apostar por el cambio de un modelo caduco y fracasado y buscar el progreso y la innovación de la mano de la LOMCE, no debemos quedarnos con las proclamas retrogradas y sectarias de:”Con esta ley sólo estudiaran los ricos” o “El gobierno no quiere que el hijo del obrero estudie”,etc;  estas proclamas son típicas de un tiempo pasado y  carecen de sentido en pleno S.XXI, en la era de la igualdad de oportunidades y dejan aún más claro la necesidad de un cambio de modelo de educativo (pues con esos slogans, indirectamente, lo están pidiendo a gritos) que amplíe los conocimientos y el espíritu crítico de nuestros jóvenes y que nos forme para los ciudadanos del mañana que seremos, para situar a  España en la vanguardia del progreso, la formación y la innovación alejándonos  de las desastrosas cifras de paro juvenil que existen en la actualidad y que nos capacite para encarar la vida y el futuro con ganas, fuerzas y posibilidades de comernos el mundo;  porque una sociedad que denigra a sus jóvenes  es una sociedad abocada al fracaso.

Se consumó la infamia.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha rechazado por un solo voto en contra el recurso del Gobierno español sobre la aplicación de la “doctrina Parot” en el caso de la etarra Inés del Río, que reclama su puesta a en libertad por considerar que se le deben aplicar los criterios legales más favorables en los mecanismos de reducción de penas, según la sentencia, España ha violado los derechos de presos al aplicar con efectos retroactivos una reinterpretación del reglamento de cumplimiento de penas que retrasó su salida de prisión.
La «doctrina Parot» designa el criterio aplicado por el Tribunal Supremo en el caso del también terrorista de ETA Henri Parot el 28 de febrero de 2006 que se extendió sistemáticamente a los casos de 87 presos de la banda, y algunos comunes( asesinos, violadores, etc) que han visto retrasada su salida de prisión. Dicha doctrina establece que los beneficios penitenciarios se calculan teniendo en cuenta el total de las condenas y no al máximo legal de permanencia en prisión que en el momento en que la mayoría de ellos fueron condenados era de 30 años (40 según el nuevo código Penal). En el caso de Inés del Rio, la condena total supera los 3.000 años de condena y la doctrina Parot evita que se resuman en 30 años (que tampoco se cumplirían puesto que se aplican reducciones).
La doctrina Parot fue un instrumento que sirvió para aumentar la percepción de justicia social contra crímenes y condenas que quedaban prácticamente impunes. Ni es injusta, ni es inmoral. Fue un remedio tardío de nuestros Tribunales de justicia para cubrir los resquicios de una ley que nunca quiso contemplar la cadena perpetua como alternativa a la burla: 4.000 años de cárcel, 24 asesinatos… y pagar menos de un año de cárcel por cada muerte causada, con un total de cumplimiento efectivo no superior a 20.
Lisa y llanamente lo que la “Doctrina Parot” establece y lo que los demócratas deseamos y pedimos es que asesinar fríamente a 24 personas no tenga el mismo precio que cometer un solo crimen.
Hoy Estrasburgo no solo ha revocado una doctrina jurídica más. Ha condenado a los españoles y sobre todo a las víctimas y ha anulado un instrumento inequívocamente democrático y constitucional que durante años ha impedido a asesinos confesos sin otros méritos que el de su cobardía campar a sus anchas en libertad tras cumplir penas insuficientes. Ha asestado un golpe a la justicia que España y los españoles quisieron darse para defenderse de terroristas. Hoy Estrasburgo ha sentenciado la memoria de las víctimas. Porque sin duda alguna, ellos son los grandes derrotados, las personas a las que estos sanguinarios les arrebataron a sus seres más queridos o a las que truncaron sus vidas, verán ahora como no solo no pagan ni un año de cárcel por cada crimen cometido, sino que conseguirán la libertad sin haberse arrepentido, sin haberles pedido perdón y sobre todo sin darse cuenta de que las más de 800 víctimas de ETA han sido en balde y jamás podrán reparar el daño político, moral, social, personal que han hecho a las víctimas (A unas por arrebatarles su vida, a otras por ocasionarle graves problemas físicos o psíquicos), a los familiares de las víctimas, a los amenazados y a la sociedad en general, que hoy más que nunca grita: ¡NO A ETA! ¡NO A LA VIOLENCIA! Y sobre todo ¡NO A LA IMPUNIDAD!

viernes, 18 de octubre de 2013

Parches y polarización en la superpotencia.

Estados Unidos ha cerrado de nuevo en falso, como ocurrió el pasado enero, la crisis presupuestaria que amenazaba con provocar su insolvencia, con un pacto parlamentario in extremis entre demócratas y republicanos, fruto del cual el Gobierno federal dispone de dinero hasta el 15 de enero y el techo de la deuda ha sido elevado hasta el 7 de febrero del próximo y cercano 2014, por ello esta pugna en el Congreso amenaza con repetirse a comienzos de año, pues los congresistas de ambos partidos se han comprometido en hacer en menos de dos meses el presupuesto del gobierno federal para la próxima década.
Podría pensarse que el oxígeno de último minuto que permite al país más importante del mundo seguir atendiendo sus obligaciones económicas representa una victoria para el presidente Obama y su partido. No es tal. Si para los republicanos su gestión de la crisis ha resultado lamentable, como demuestra su caída en picado en las encuestas de los últimos días, los demócratas, ganadores del asalto, pero no de la guerra, no sacan nada en claro: Ni han cedido en nada relevante ni obtienen nada significativo. El acuerdo del Congreso pasa por encima de los problemas de fondo de la superpotencia, pues no ha sido más que un parchead que no deja en claro el futuro económico de la superpotencia y mucho menos que su papel en el mundo seguirá siendo tal.
La votación del Congreso en la noche del miércoles muestra a un partido republicano en guerrilla, pero absolutamente desafiante en la deriva de una de sus facciones hacia el fundamentalismo; casi el 40% de sus senadores y cerca de dos tercios de sus representantes votaron contra el compromiso. Una formación que, bajo el creciente hechizo del Tea Party, amenaza con romper la baraja cada vez que le disgusta una iniciativa gubernamental.
Pero claramente quienes pierden con esta polarización de la política son los americanos que han ven como  el acuerdo de última hora solo es una solución temporal y no resuelve los temas fundamentales de gasto y déficit, que ven como su país recurre y recurre al endeudamiento y como la reserva federal emite estímulos sin ton ni son, endeudando a generaciones enteras, mientras el ciudadano de a pie sufre una merma en servicios básicos y derechos fundamentales, además de ver como su nación pierde la condición de única superpotencia, en buena medida garante de la estabilidad económica mundial, pues esto es incompatible con esta sucesión de episodios destructivos, fruto de un antagonismo político que desafía el sentido común.

sábado, 12 de octubre de 2013

Lampedusa: Hipócrita tragedia.

Lampedusa, una pequeña isla bastante más próxima al continente africano que el Europeo y perteneciente a Italia, quedará durante mucho tiempo en el imaginario colectivo como símbolo de la tragedia de la inmigración ilegal, pues la muerte de más de 300 inmigrantes, tras el hundimiento del barco que les transportaba, ha removido las conciencias.
Políticos, empresarios, líderes religiosos, ciudadanos, columnistas,etc, nos preguntamos cómo hemos podido llegar hasta aquí. Cómo la Unión Europea, el estandarte de los derechos humanos, el paladín de la democracia, consiente que continúe este drama que acaba cada año con la vida de miles de personas y que se desarrolla a unos pocos kilómetros de sus costas. Cada cual tendrá un culpable: las mafias, las leyes anti-inmigración, los gobiernos de los países de origen, la globalización... Lo cierto es que hay cientos de causas detrás de la decisión de cada una de estas personas para abandonar su país de origen y tratar de buscar un futuro incierto, pero mejor: la pobreza en su lugar de origen, la falta de libertades, el desconocimiento de lo que se encontrarán en su nueva vida, guerras, hambrunas, miseria, deleznables condiciones y hábitos de vida, etc...
Por esto, no estaría de más que  cada uno de los ciudadanos europeos nos preguntemos por los motivos últimos que llevaron a algunos de estos jóvenes a dejarlo todo y arriesgar sus vidas en una incierta travesía. Porque mientras con una mano se lamenta su suerte, con la otra se aprueban leyes que les cierran todas las alternativas, que les empujan a emprender ese viaje que puede ser el último de sus vidas. Es evidente que nadie quiere que se produzca una tragedia como ésta. Pero, ¿estamos dispuestos cada uno de nosotros a tomar todas las medidas que ayuden a evitarla? ¿Cuánto hay de hipocresía en el lamento por lo ocurrido en Lampedusa?
Nadie deja su tierra natal en estas condiciones, arriesgando su vida, si no se ve obligado a hacerlo. Detrás de la inmigración ilegal está el drama de la pobreza. Eso es evidente.
Pero una tragedia de estas características no habría ocurrido, si en Italia no existiera una férrea legislación  en materia de extranjería que bajo el nombre de "Paquete de Seguridad", tipifica como delito la inmigración clandestina y castiga incluso con la cárcel la ayuda de cualquier tipo a los extranjeros en situación irregular aprobada por la 'Liga Norte', partido de Silvio Berlusconi,  en Mayo de 2008. Por ello, es un tato hipócrita que ciudadanos y políticos lamentemos lo ocurrido, cuando no se movió ni un dedo para salvar a los náufragos de la embarcación, por miedo a represalias y problemas legales, pero sobre todo, es hipócrita y vergonzoso, que los ciudadanos italianos permitieran que este "Paquete de Seguridad" fuera llevado al parlamento, aprobado y puesto en práctica. 
Dicen que si de algo aprendemos las personas es de la historia, de los hechos, de los acontecimientos que ocurren y nos ocurren, espero y deseo que esta tragedia humanitaria no quede sólo en conciencias removidas por lo largo y ancho del continente europeo, sino que anime a los gobiernos y al parlamento Europeo a una legislación más humana  y respetuosa con los Derechos Humanos, ante el drama de personas que abandonan sus países buscando un destino y un futuro mejor...

jueves, 3 de octubre de 2013

Esa enfermedad infantil llamada NACIONALISMO.

Los nacionalistas suelen decir que los demás, los que no nos sentimos reflejados ni representados por un escudo, un himno, una bandera, un territorio, etc  no los entendemos. Y he de decir que tienen toda la razón, porque el nacionalismo no se puede entender, o sea, no es una construcción racional a la que se pueda acceder lógicamente, sino un espasmo emocional de origen remoto. Que a principios del siglo XXI haya gente que se siga sintiendo superior y orgullosísima de sí misma por haber nacido casualmente a este u otro lado del charco, del rio o incluso de la carretera  es algo que me deja patidifusa. Además los nacionalismos se han beneficiado de un malentendido: cuando, en el siglo XIX, lucharon contra los imperios multiétnicos como el austro-húngaro, se convirtieron en aliados de los socialistas que se enfrentaban a la tiranía imperial, y eso hizo que se les viera con una aureola de de progreso, cuando en realidad eran movimientos retrógrados, racistas y fascistas. Lo lamento, pero, cuanto más lo pienso, más me parecen un impulso primitivo y animal, un residuo de la horda, de la manada; pero los nacionalismos no se piensan sino que se sienten, lo mismo que la fe religiosa. Einstein decía que el nacionalismo es como una enfermedad infantil del ser humano, que era el sarampión de la humanidad y he de decir que nada más lejos de la realdiad: A veces cursa de manera leve, como una gripe; pero otras se convierte en una meningitis que fulmina los cerebros, como sucede, por ejemplo, con los energúmenos que asaltaron la sede de la Generalitat en Madrid hace unos días. Porque lo peor es que es una enfermedad muy contagiosa. Tras los excesos del franquismo, el españolismo estaba en horas bajas. Pero esta erupción de catalanismo está avivando la bicha por doquier. Eso es lo único que me inquieta de la cuestión catalana: su contagio. Por que por lo demás; ni la constitución, ni la economía, ni el sentido común, ni incluso la UE avalan una real independencia de Cataluña, Vascongadas o incluso,¿Por qué no? Andalucía de la nación española.

"El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia." Miguel De Unamuno.