viernes, 19 de septiembre de 2014

Con el NO de Escocia gana Europa, ganamos todos !!!

A pesar del debate sosegado, la participación masiva y la ausencia de incidentes, el referéndum sobre la independencia celebrado ayer en Escocia ha sacado a la luz la tensión política que vive no solo Reino Unido, sino Europa en su conjunto, en un momento enormemente complicado de su historia. Además del interés generado por la votación, es evidente la trascendencia histórica de una posible alteración del mapa de Europa occidental y del desmembramiento de una nación centenaria. Por eso en un buen número de capitales europeas el referéndum se ha valorado en términos de política interna. En unos casos, por las innegables repercusiones económicas de la decisión escocesa sobre todos los socios de la Unión Europea y otros países con fuertes vínculos con Reino Unido. Y en otros, además, por las repercusiones del resultado en los movimientos nacionalistas e independentistas locales y la estrategia a la hora de abordar sus reivindicaciones.
La votación de Escocia ha sido un impecable ejercicio democrático, pero es obvio que ha tenido lugar en un mal momento, es lo último que necesita una Europa que todavía lucha contra el estancamiento y la crisis económica.
Un parón en este momento especialmente delicado en el proceso integrador europeo —y por tanto en el fortalecimiento económico— es negativo para la producción, el consumo y el empleo; e implica un riesgo de retrocesos que Europa no puede permitirse si quiere seguir manteniendo a sus ciudadanos en similares condiciones materiales a las que llevan viviendo desde hace décadas.
El referéndum escocés debería conducir a la reacción, no a la parálisis. Es cierto que varios países europeos atraviesan, mezcladas, crisis económicas y sociales con manifestaciones nacionalistas, populistas o antisistema, como ocurre en Cataluña o en la comunidad autónoma vasca. Las salidas de esas crisis pasan por el debate, la negociación, las reformas, el espíritu de compromiso: la forma de actuar que ha hecho de la UE un ejemplo global desde hace 57 años y que ha forjado los valores sobre los que fundó el proyecto europeo, valores que incluyen la solidaridad y el espíritu de diversidad en la unidad.
La experiencia del proceso culminado ayer por los escoceses debe servir de lección para todos los europeos. En sociedades comprometidas con proyectos de aperturismo, prosperidad e integración, las segregaciones, por muy pacíficas y civilizadas que parezcan, no dejan de ser una mala noticia. Y sus consecuencias las pagamos todos.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Entra en vigor la primera ley educativa del PP.

Esta semana da comienzo el curso escolar en la mayoría de CCAA de España y, por primera vez desde el año 1985, lo hará bajo una ley educativa del Partido Popular. Desde ese año, hasta hoy, el sistema de enseñanza español se ha basado en los postulados socialistas. Los resultados en términos de fracaso escolar, de desempleo juvenil o de posición en clasificaciones internacionales como PISA se califican por sí mismos. Sólo por eso, la LOMCE, merece el beneficio de la duda en su implantación y su desarrollo.
Cabe destacar que, frente a la polémica política que suscitó durante su aprobación, la LOMCE entra en vigor sin sobresaltos. El Ministerio ha conseguido que las autonomías, incluso, Cataluña y el País Vasco, admitieran lo básico de la ley, aunque haya cedido en algunas cuestiones menores. Así, por ejemplo, todas las comunidades menos Andalucía han aceptado la retirada de Educación para la Ciudadanía. Admitiendo Cataluña un cumplimiento formal y administrativo de la ley, a pesar de su fuerte oposición anterior por sus discrepancias sobre la enseñanza en español. Es importante que los planes de estudios en todas las regiones profundicen en las materias básicas, como lengua y matemáticas e inglés, porque son áreas en las que se basarán las reválidas que impone la nueva normativa. Como éstas dependerán del Ministerio y serán iguales en toda España, serán un termómetro de la calidad educativa de cada autonomía.
La LOMCE es, sin duda un intento loable de mejora del sistema educativo español: Reinstaura una cultura del esfuerzo entre los alumnos y remodela los planes de estudio de una forma más eficiente. También aporta una solución, a las familias que quieren que sus hijos estudien en Castellano en Cataluña y otras comunidades con lengua vehícular, al regular que la autonomía costee un colegio privado si no hay públicos que impartan clases en castellano. Ojalá, esta ley sirva de precedente para lograr ese pacto educativo entre los principales partidos que necesita la enseñanza en España como paso decisivo para luchar contra el desempleo juvenil.

sábado, 6 de septiembre de 2014

La calidad educativa no se soluciona con dinero.

Propone Pedro Sánchez un pacto educativo con el fin de conseguir recursos para que en ocho años España destine el 7% del PIB a la Educación. Se trata de una medida populista porque, como el propio secretario general del PSOE debería saber, más dinero para el sistema educativo no implica necesariamente una mejora de la calidad de la enseñanza. En España, el gasto educativo de las administraciones públicas aumentó un 76% entre 2001 y 2011 y en duplicándose en ese periodo las becas e incrementándose un 43% el gasto total medio por alumno. Aún con este importante aumento de la inversión en educación no  hemos logrado salir de los últimos puestos en los rankings de calidad internacionales, como así lo certifica año tras año el informe PISA. 
Es cierto que España necesita un pacto educativo entre las fuerzas políticas, pero ese acuerdo tendría que estar orientado a conseguir de una vez planes de enseñanza estables y que no cambien con cada Gobierno; a fomentar el mérito y el esfuerzo de los alumnos; a asegurar la formación del profesorado y reforzar su autoridad; a homogeneizar los contenidos o a conseguir que los ciudadanos puedan ejercer su derecho a estudiar en español en todo el territorio.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Occidente debe responder a las barbaridades del ISIS

La decapitación ante las cámaras del periodista estadounidense Steven Sotloff, que amplía la lista de crímenes atroces cometidos por el Estado Islámico (ISIS) en Irak, debe empujar a los países occidentales a actuar; a asumir que estamos ante una realidad que no se da en en un escenario ajeno y lejano. Es una salvajada que apunta al corazón mismo de las democracias, de la libertad de creencias y de los derechos humanos.
No se trata únicamente de que los Gobiernos finalmente admitan la necesidad de intervenir contra el ISIS:  es urgente que las sociedades a las que representan tomen conciencia de que si no se hace nada, su modo de vida está amenazado. Occidente no puede acostumbrarse al goteo incesante de imágenes con torturas y martirios de seres inocentes en la creencia errónea de que se trata de una injusticia lejana que remotamente puede afectar a nuestro día a día. Hay cientos de personas con pasaporte europeo en Siria e Irak que comparten ideología y trincheras  y que matan incon los miembros del movimiento que se vanagloria de sus crímenes en nombre de una interpretación religiosa de la civilización que horroriza a los mismos musulmanes.

España debe asumir su responsabilidad ante la amenaza que el Estado Islámico representa, para Irak y Oriente Próximo, y para todos los países europeos. Ciudadanos con pasaporte español reciben entrenamiento en Siria directamente del autor de al menos siete asesinatos. Y ciudadanos españoles son reclutados en territorio español para engrosar las filas de los que mutilan, crucifican y asesinan en masa. Esos ciudadanos volverán algún día, probablemente con escasas intenciones de retomar su vida anterior como si nada hubiera pasado. Lo harán para continuar como puedan lo que consideran su misión, independientemente del dolor y la destrucción que pueda causar.

Es necesario, por lo tanto, asumir la amenaza y actuar en consecuencia.