martes, 3 de febrero de 2015

Con el visto bueno del TC a al reforma laboral, avanzamos en la recuperación.

Ayer el pleno del Tribunal Constitucional dio el visto bueno definitiva a la archicriticada reforma laboral que el gobierno de España realizó en 2012, a la que se el aumento de la creación de puestos de trabajo, esto supone, sin duda una gran victoria del gobierno de Mariano Rajoy, pero sobre todo,  un importante empujón a la recuperación económica. El Constitucional ha rechazado los recursos presentados por el PSOE y por Izquierda Plural contra aspectos clave de la reforma, como el tratamiento mucho más descentralizado de los convenios colectivos, el periodo de prueba de un año del nuevo contrato de emprendedores y la modificación de las causas económicas para el despido colectivo en una empresa.
Con esta sentencia, el Alto Tribunal descarta que la reforma del mercado de trabajo vulnere aspectos clave de las relaciones laborales recogidos en la Constitución, algunos de ellos, como Derechos fundamentales, regulados en el artículo 28, como el derecho a la libertad sindical, a la negociación colectiva y el derecho al trabajo, todos ellos bandera tradicional de la izquierda política y que ésta consideraba conculcados con la nueva legislación. Decíamos que la sentencia es un enorme triunfo para Rajoy y el Gobierno popular porque sobre esa reforma, que yo aun sigue pensando que se quedó corta, ha pivotado la política económica del Gobierno, y en ella sustenta su esperanza de nuevos logros hasta el final de la legislatura. Además, ha sido reconocida por los organismos internacionales como una de las medidas más valientes y más acertadas del Ejecutivo desde que llegó al poder. Pedro Sánchez y los enemigos de la libertad de Podemos tienen hoy menos argumentos para derogarla, como promete que hará si llega a gobernar.
Pero la decisión del Constitucional es trascendente para el futuro económico, y también sobre este aspecto hay que basar el análisis. La reforma laboral, que al liberalizar el mercado de trabajo destruyó empleo en lo peor de la crisis, ha servido para multiplicar la capacidad de generarlo en cuanto ha llegado la recuperación. Si no hubiera sido así, la economía española no habría podido sumar 400.000 nuevos afiliados a la Seguridad Social en 2014 con un crecimiento del PIB de sólo el 1,4%. Tumbar ahora la reforma laboral supondría un seco frenazo a la buena marcha económica del país, que se está traduciendo en la creación acelerada de puestos de trabajo.

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