En
el mes de mayo entre los días 22 y 25 los europeos estamos llamados a las
urnas, en un momento clave en el que tendremos la oportunidad de plasmar con nuestro voto qué
Europa queremos y, lo que es más importante, si seguimos creyendo en el
proyecto Europeo
El
lema elegido por las instituciones europeas para los comicios es: “Acción,
reacción, decisión”.
En
contra de esta campaña que ha comenzado por parte de la UE de cara a las
elecciones juega un hecho evidente: la crisis económica mundial ha pasado factura y ha
afectado a la sociedad europea y a sus políticos en todos los niveles.
Hasta
entonces quedan cinco meses en
los que el objetivo es el de lograr que Europa sea realmente el tema central.
Para ello, además, han cambiado algunas cosas desde las pasadas elecciones, en
2009, cuando la participación fue sólo del 43%. Estos son los puntos clave de
unas elecciones que se desarrollarán en los 28 Estados de la UE entre el 22 y
el 25 de mayo de 2014 (en España el 25) para elegir a los 751 miembros del Parlamento Europeo:
Entre
los cambios que se han dado hay uno que es fundamental: son los primeros
comicios que se celebran desde la entrada en
vigor,
el pasado 1 de diciembre de 2009, del Tratado de Lisboa. Con él se dotó de personalidad jurídica a la
Unión Europea y se adaptaron las instituciones europeas al siglo XXI. Esto
incluye un aspecto fundamental que influirá notablemente en las elecciones: modifica el artículo 17.7 del Tratado de la
UE estableciendo que el presidente de la Comisión Europea
debe recibir el visto bueno de la mayoría del Parlamento. Queda así esbozado un
vínculo directo entre el ciudadano y la institución para el que en la
actualidad se ha dado un paso más: los partidos políticos que concurran a las
próximas elecciones tendrán que designar
a su candidato a presidir la Comisión.
Esto
supone que los partidos europeos deberán anunciar a sus candidatos a presidente
«con suficiente antelación respecto a las elecciones» como para permitir que se
lleve a cabo una campaña electoral
centrada en asuntos europeos, basada en la plataforma del partido y en
el programa de su respectivo candidato. Ya hemos conocido que el candidato del
partido socialista a presidir la comisión será el actual presidente del
parlamento Europeo: Martin Schulz y el Griego Tsipras el
candidato de la izquierda Europea, aún estamos a la espera de conocer al
candidato del partido mas importante y representativo de la eurocamara y de
Europa; el Partido Popular Europeo.
El
objetivo de este cambio es el de que el candidato a presidente presentado por
el partido político europeo que gane el mayor número de escaños en el
Parlamento sea el primero que se tenga en cuenta con miras a comprobar su
capacidad para obtener el apoyo de
la mayoría absoluta necesaria en el Parlamento.
Esa
suficiente antelación por la que los partidos europeos deberán determinar quién
es su candidato a presidir la Comisión tiene un plazo máximo: seis semanas antes de las elecciones.
A partir de su designación, deberán presentar sus programas políticos en todos
los Estados miembros y participar en una serie de debates públicos.
Por
otro lado, el Parlamento exige a los Estados miembros y a los partidos
políticos que se aseguren de que los nombres de los partidos europeos y sus
logros aparecen en las papeletas de votación, algo que, tristemente ninguno cumple en la actualidad.
Además, los partidos nacionales tendrán que informar durante la campaña a qué
partido europeo están adscritos así como el candidato al que apoyarán para la
presidencia de la Comisión.
Por esto, los pasos que se están dando ahora
buscan lograr un mayor diálogo con el ciudadano de a pie. Aunque no me gusta y
me parece desolador la realidad es que las elecciones europeas y en definitiva
sus instituciones cada vez
despiertan menos entusiasmo. Así lo refleja el último barómetro,
publicado este 2013, según el cual los españoles están más desencantados que
nunca: el 72% desconfía de la UE, cifra muy por encima del 55% de la media
europea, que siente lo mismo.
Por
otro lado, los partidos euroescépticos son una realidad de creciente influencia
en países como Italia, Grecia -notablemente afectados por la crisis- o Francia.
De ahí que, esperemos las instituciones
europeas cada vez sean más conscientes de la importancia de entablar un diálogo sincero y directo con los
ciudadanos pues con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa el PE tiene
ahora más poderes y es importante que los ciudadanos sean conscientes de la influencia que tienen las
decisiones que se toman en Bruselas en su día a día. Así lo ha
reflejado, por ejemplo, la crisis económica, que ha puesto de manifiesto lo que
es la UE, su importancia y afección en nuestras vidas y lo que hacen los
líderes europeos.
Es precisamente la crisis la que, tiene
que servir para poner de manifiesto la importancia de la UE como conjunto, como
grupo, como elemento globalizador y de unión y para salir de ella más fuerte,
unidos y entusiasmados con el proyecto Europeo.