sábado, 4 de enero de 2014

Vergonzoso aquelarre de sanguinarios.

Hoy es noticia el vergonzoso quelarre de ex presos de ETA celebrado en el antiguo matadero de Durango, en el que se han reunido 63 etarras que han cometido nada más y nada menos 309 asesinatos, 309 victimas que están en nuestra memoria, crímenes de los que han salido impunes avalados por los Derechos Humanos y el Estado de Derecho.
La amnesia selectiva se ha apoderado de los expresos de ETA. Solo así puede entenderse que en su reencuentro con la sociedad civil vasca hayan aprovechado la proyección mediática de un acto singular permitido por la justicia para reivindicar sus objetivos políticos de siempre y la defensa de sus compañeros encarcelados sin ofrecer, una vez más, la mínima autocrítica del profundo dolor causado.
Tras su estrepitoso fracaso revolucionario que se resume en la aceptación de la ley y de la renuncia a la violencia, a los exetarras reunidos en Durango les ha resultado imposible pedir perdón más allá del recurso fácil a esas fórmulas alambicadas de su lenguaje que habla del "daño multilateral". Bajo esta ambigüedad tan criticada será muy dificil propiciar una mínima sensibilidad compartida en la búsqueda de una necesaria reconcoliciación y, sobre todo, alejará por mucho tiempo la adopción de medidas penitenciarias más ajustadas a Derecho. Mensajes tan poco comprometidos jamás conmoverán a Madrid.
Expertos como el resto del entorno abertzale en alentar mediáticamente escenarios que auguran decisiones estratégicas, los expresos han sabido adornar el acto de una expectación que, sin embargo, apenas ha superado el interés del último y significativo comunicado de la cúpula del EPPK, al que han pertenecido hasta su salida de la cárcel tras la derogación de la doctrina Parot. Han sido incapaces de ir un palmo más allá ni siquiera, una vez libres, han osado comprometer a lo que queda de dirección de ETA para reclamar que dé paso que se le viene exigiendo desde hace demasiado tiempo,
En sus exigencias, se ha dejado entrever un desmedido afán por la búsqueda de soluciones urgentes a quienes cumplen condena por su paso terrorista. ¿Qué hay de lo mío? han venido a exigir en nombre de los etarras presos sin que mediara un mínimo reconocimiento de la sangre derramada durante tantos años de sinrazón terrorista. Sin más compromisos por su parte, así es imposible avanzar en la sensibilización de quien tiene la última palabra para atender estas exigencias.
La barbarie ocasionada por estos sanguinarios estará siempre en la memoria y la retina de todos los demócratas, sus crímenes fueron en vano y aun no han perdido perdón por ello, ni un ápice de decencia, de perdón, ni de reconocimiento del daño causado, por ello siempre me ha parecido triste y una pena que en nombre de los Derechos Humanos esta gente ande por la a sus anchas.
Para la victimas del terrorismo: Memoria, dignidad y justicia.

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