jueves, 3 de octubre de 2013

Esa enfermedad infantil llamada NACIONALISMO.

Los nacionalistas suelen decir que los demás, los que no nos sentimos reflejados ni representados por un escudo, un himno, una bandera, un territorio, etc  no los entendemos. Y he de decir que tienen toda la razón, porque el nacionalismo no se puede entender, o sea, no es una construcción racional a la que se pueda acceder lógicamente, sino un espasmo emocional de origen remoto. Que a principios del siglo XXI haya gente que se siga sintiendo superior y orgullosísima de sí misma por haber nacido casualmente a este u otro lado del charco, del rio o incluso de la carretera  es algo que me deja patidifusa. Además los nacionalismos se han beneficiado de un malentendido: cuando, en el siglo XIX, lucharon contra los imperios multiétnicos como el austro-húngaro, se convirtieron en aliados de los socialistas que se enfrentaban a la tiranía imperial, y eso hizo que se les viera con una aureola de de progreso, cuando en realidad eran movimientos retrógrados, racistas y fascistas. Lo lamento, pero, cuanto más lo pienso, más me parecen un impulso primitivo y animal, un residuo de la horda, de la manada; pero los nacionalismos no se piensan sino que se sienten, lo mismo que la fe religiosa. Einstein decía que el nacionalismo es como una enfermedad infantil del ser humano, que era el sarampión de la humanidad y he de decir que nada más lejos de la realdiad: A veces cursa de manera leve, como una gripe; pero otras se convierte en una meningitis que fulmina los cerebros, como sucede, por ejemplo, con los energúmenos que asaltaron la sede de la Generalitat en Madrid hace unos días. Porque lo peor es que es una enfermedad muy contagiosa. Tras los excesos del franquismo, el españolismo estaba en horas bajas. Pero esta erupción de catalanismo está avivando la bicha por doquier. Eso es lo único que me inquieta de la cuestión catalana: su contagio. Por que por lo demás; ni la constitución, ni la economía, ni el sentido común, ni incluso la UE avalan una real independencia de Cataluña, Vascongadas o incluso,¿Por qué no? Andalucía de la nación española.

"El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia." Miguel De Unamuno.

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