martes, 1 de abril de 2014

Preocupante auge del populismo.

Las grandes crisis suelen ser excelentes oportunidades para el cambio, siempre y cuando no se yerre en el diagnóstico y un gran error fruto de la crisis económica es el fermento del apoyo a los partidos populistas en toda Europa, ha sido la debacle económica la que ha expandido el mensaje y el atractivo de los populistas, que no se limitan a exigir el cierre de las fronteras a la inmigración, sino el cierre de fronteras a secas. 
Están contra el euro y contra la UE, compartiendo terreno, entre otros, con la extrema izquierda; y están,contra la austeridad como Marine Le Pen, cuyo partido ha obtenido el mejor resultado de su historia en las elecciones municipales fracesas.
El populismo utiliza el vocabulario de la democracia, pero lo que afirma es que por encima de la libertad individual hay una razón superior que se llamará Pueblo o Raza...algo que recuerda a tiempos pasados, que para lo único que debemos de recordar es para no permitir su repetición.
Populismo y nacionalismo excluyente pasean juntos, de la manita por toda Europa, siendo el local caso catalán un buen ejemplo de ello. El independentismo apela a la razón superior de la "nación catalana", a la legitimidad suprema de la "voz del pueblo" en la calle, y ofrece las fáciles soluciones para todo, absolutamente irreales, que caracterizan al charlatán populista de ahora y siempre.

Por ello, no debemos permitir que con ocasión de la dura crisis económica que padecemos, vuelva la mentalidad de antaño con la vuelta al interés nacional, la recuperación de las fronteras, el fin de la moneda común, etc, haciendo una importante y ridicula apelación al miedo en sus mensajes  proteccionistas, antiliberales y antieuropeístas

Sin duda alguna, la mejor manera de combatir a este populismo in crescendo es atender las inquietudes ciudadanas y abordar los problemas —paro, inseguridad o integración— con realismo y sensatez.

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