miércoles, 12 de mayo de 2010

El gobierno propone las medidas más impopulares de la historia.

Apenas diez minutos. Éste ha sido el tiempo que ha tardado José Luis Rodríguez Zapatero en hacer añicos, a regañadientes y obligado por la UE y hasta por Barack Obama, la bandera que había enarbolado durante más de seis años. La del presidente de las clases menos pudientes, de las generosas prestaciones sociales (el cheque bebé, la subida de las pensiones,de los salarios mínimos,...), del sí a todo a los sindicatos.Con las arcas del Estado secas y el aliento de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy en la nuca, Zapatero afrontó este miércoles la que ha sido su intervención más difícil ante el hemiciclo y ante España entera durante la legislatura y media que lleva en La Moncloa. Él que acostumbraba a encaramarse a la tribuna de oradores para repartir dinero (aunque luego tuviera que dar marcha atrás, como le ha pasad varías veces), esta vez tuvo que apechugar con los sinsabores de ser presidente de un país que necesita medidas drásticas. Zapatero tragó saliva y asumió el difícil papel que le tocaba. Hasta ahí arriba parecía resistirse a anunciar medidas tan impopulares como las que anunció, puesto que los 20 primeros minutos de su media hora de intervención los dedicó a dar rodeos y a pedir un "esfuerzo" a la sociedad y a las administraciones públicas. "No es fácil para el Gobierno aprobar..." y se lanzó a la piscina, enumerando uno por uno los recortes. El hemiciclo asistía al castigo en silencio, sólo roto por algún que otro "ahora" procedente de las filas populares. Reducción de sueldos de los funcionarios en un 5% de media a partir de junio y congelación para el año que viene, supresión del cheque bebé, congelación también de buena parte de las pensiones. La vicepresidenta primera y responsable de la Función Pública se reunió este mismo miércoles por la mañana con los representantes sindicales de los funcionarios para explicarles el tijeretazo. Cuando hace unas semanas el secretario de Estado de Economía insinuó que no sería descabellado mantener inmóvil el salario de los funcionarios, los sindicatos montaron en cólera. Habrá que ver ahora. Zapatero fue despedido por sus compañeros de filas con una cerrada ovación que probablemente no le reconfortó demasiado. "Soy consciente de que muchos ciudadanos no entenderán que, precisamente cuando el Gobierno les está anunciando que se ha iniciado ya la recuperación de nuestra economía y estamos empezando a salir de la crisis, precisamente ahora les pida más esfuerzo, les solicite más compromiso, les anuncie sacrificios", dijo al final. La respuesta de los portavoces de la oposición era de esperar. Casi todos le reprocharon que ya le habían advertido que o reducía el déficit de forma drástica por las buenas o tendría que hacerlo por las malas. Y Zapatero eligió el segundo camino, cuando hace justo una semana -tras su entrevista con Mariano Rajoy- seguía negándose a hacerlo. La improvisación, marca de la casa, es de nuevo la seña de identidad de un plan redactado en tres días y que a esta hora se limita a los grandes brochazos. Fuera, el secretario de Estado de Comunicación no sabía cuantificar -porque el Gobierno no lo sabe aún- cuánto ahorro supondrán las medidas previstas para los funcionarios, ni los porcentajes de reducción de sueldos. Sólo se sabe que la rebaja será "proporcional a los ingresos". Y lo que es peor: al final quienes pagan los platos rotos son los de siempre, como le reprochó el líder de la oposición. "Ha hecho usted un gran recorte de derechos sociales, señor presidente del Gobierno, usted, contradiciendo todo lo que lleva diciendo a lo largo de los últimos años. Hoy con esa propuesta que hace aquí, se demuestra la impostura con la que actúan ustedes cuando acusan al Partido Popular de hacer recortes de derechos sociales. Jamás el Partido Popular ha planteado lo que usted está planteando aquí. Sus errores, sus dilaciones, sus improvisaciones, en definitiva, su incapacidad la vamos a pagar todos los españoles pero especialmente los pensionistas, los empleados públicos, las futuras madres", le recriminó Rajoy. Y a continuación le expuso varias medidas alternativas para ahorrar.
Lo que propone es insólito en un Gobierno de izquierdas. Y eso, haber perdido de un plumazo su aureola de presidente progre, el que se ha llenado la boca durante años criticando el famoso decretazo de José María Aznar, es lo que peor lleva el socialista. Hoy se ha demostrado que los socialistas no tienen ni idea de como gobernar económicamente un país. Que lo que el Partido Popular lleva 2 años diciendole y advirtiendole, y el gobierno sin hacerle caso, ha tenido que llamarle Obama la atención y pedirle medidas, es una vergüenza para nosotros como país que seamos la comidilla de Europa y del mundo, somos lo más parecido a un protectorado por parte de Estados Unidos, Alemanio y Francia. Si hubiera sido al revés no puedo imaginar como estarían hoy la izquierda panople española. Hoy el socialismo y lo que lo sustenta ha muerto en España, no tiene sentido que lo que defienden sea lo que retiren.

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